Una mujer joven, pero con un rostro como envejecido, emaciado, aparece echada en la cama en primer plano. Su frágil belleza y su expresión entre melancólica y angustiada despiertan en el espectador un impulso de ternura y desasosiego. Un hombre también joven, que a juzgar por la situación, una habitación de hotel, debe ser su amante, o su esposo, permanece en pie envuelto en la sombra provocada por el violento contraluz de la ventana. Sombra sin embargo cargada de significado, como su mirada de desconsuelo que interpela al espectador, como sus manos en los bolsillos en manifestación de impotencia. Una luz fría envuelve la escena y apacigua un poco siquiera gracias a los grises-malvas la dureza de lo que contemplamos.
El cuadro es un retrato del desamor, dos personas en una habitación de hotel que están absolutamente solas, sin ninguna comunicación entre ellas. La punzante desesperación que nos sobrecoge cuando nos damos cuenta que el amor se ha ido, que de repente la persona que está a nuestro lado es un extraño, que nada volverá a ser como antes, porque ha caído como un velo, porque se ha roto algo en nuestro interior y ya nada nunca será igual. Estamos solos de nuevo. Lo que queda es, en el mejor de los casos, una gestión civilizada del desescombro de las ruinas o, en el peor, un período de recriminaciones, de disputas, de traiciones mutuas, de obstinados silencios, de frialdad.
Lucian FreudHotel Bedroom 1954. The Beaverbrook Foudation, The Breaverbrook Art Gallery, Fredericton, Canada.
Lucian Freud (Berlín 1922 - Londres 2011) pintó esta Hotel Bedroom en 1953 durante su estancia en París. Los representados son el propio Lucian y su esposa, Lady Caroline Hamilton Temple Blackwood, el lugar es el Hotel La Louisiane, donde el joven matrimonio estableció por un tiempo su residencia parisina.
En 1952 la esposa del escritor Ian Fleming presentó a Caroline Blackwood a Lucian Freud. Caroline era la riquísima heredera de la cerveza Guinness por parte de madre y marquesa de Dufferin y Ava por parte de padre, su infancia había transcurrido en una mezcla de abandono parental y negligencia de sus nannies (hasta el punto de llegar a pasar hambre) y fastuosidad aristocrática (sus padres, muy amigos de Evelyn Waugh, se supone que le sirvieron de inspiración por su estilo de vida para su obra "Retorno a Brideshead"). Hija de una madre alcohólica y un padre que murió en Birmania cuando Caroline tenía sólo 13 años, la joven aristócrata era una persona herida, herida a la par que fascinante, fue una de las bellezas de su época y era de un carácter tempestuoso. Acostumbrada a los jóvenes aristócratas que sólo hablaban de cacerías y blasones familiares, lady Caroline se enamoró de aquel joven artista que provenía de los círculos más bohemios, divorciado y para colmo judío.
La pareja, para escándalo de la clasista sociedad británica, se escapa a París donde contraen matrimonio. El amor y la fascinación que siente el joven Lucian por su esposa puede apreciarse en la serie de seis retratos que pinta de Caroline en los primeros tiempos de su amor. Sin embargo lo que comienza como una romántica protesta contra el mundo burgués se convierte muy pronto en una pesadilla para los propios protagonistas. Caroline enfrenta un grave problema de alcoholismo, en tanto que Lucian se hace adicto a los juegos de azar y se mete en peleas. El matrimonio regresa a Londres donde frecuenta los locales del Soho y es conocido por su afición a la bebida, sus discusiones y un desfile de amantes por ambas partes, que acaban por hundir la relación. Caroline abandona a Lucian Freud y se marcha a Hollywood en 1957. El matrimonio se disuelve definitivamente el año siguiente. Caroline volverá a casarse todavía otras dos veces. Su tercer marido, el poeta Robert Lowell, despechado, la definirá como "una sirena que come sobre los huesos de sus innumerables amantes". Lucian quedará devastado tras la ruptura con Caroline, sus amigos incluso temen que se quite la vida, el hecho es que ambos seguirán mantendiendo el contacto hasta la muerte de ella y Lucian, a pesar de volver a tener muchos otros amores e hijos de varias de estas relaciones, nunca volverá a casarse.
El cuadro Hotel Bedroom es la crónica íntima de la ruptura de una relación amorosa, dejando plasmado en él todo el dolor y el desgarro de lo vivido con Caroline. Éste es el último cuadro que pintará donde ella aparezca, pese a que su matrimonio aún se arrastrará por tres años más, y es el último de su primer estilo. Es como si con esta obra cerrara todo un período de su vida, cerrara una puerta que nunca volverá a abrirse. La obra en su momento desconcertó a la crítica, que se preguntaba por las razones de representar a una mujer joven como era su esposa (22 años) prematuramente envejecida y que no comprendió las razones para el ambiente triste e inquietante en un retrato casi de viaje de novios de una joven pareja. Sin embargo la obra se expondrá con éxito junto con obras de Francis Bacon en la bienal de Venecia de 1954. Hoy puede verse en una fundación privada en Canadá.
Para conocer mejor las circunstancias de la relación Blackwood-Freud es muy interesante este artículo del diario británico The Telegraph: Lucian's Freud fragile bauty: The life of Lady Caroline Blackwood