Las Meninas de Velázquez, más allá o además de su belleza formal, de la naturalidad que trasmite este aparentemente casual retrato cortesano, contiene muchas lecciones que ningún pintor dejaría de intentar aprender: Una perspectiva muy estudiada y más compleja de lo que aparenta demuestra que Velázquez no desdeña en absoluto el estudio geométrico de la composición, su manejo de la luz y la sombra evidencia la asimilación de la herencia caravaggista, su diferente modelado de las figuras, además de superar el sfumatto de Leonardo, lo lleva más allá y muestra su comprensión sobre los mecanismos de percepción que tiene el ojo humano y cómo éste discrimina la información relevante, finalmente su juego de espejos, el ser una obra que representa del hecho de representar, nos lo acerca a las preocupaciones de los hombres del barroco y sus inquietudes metalingüísticas: al igual que Shakespeare nos propone el teatro dentro del teatro, Velázquez nos propone a su vez una obra que trata de la pintura dentro de la pintura. Como se puede ver muchos temas que a cualquier pintor le tienen que interesar, como implicado en el arte de representar, y por tanto Las Meninas es una obra predestinada a llamar la atención de los pintores.
Además de estas consideraciones un poco técnicas, Velázquez en general, pero Las Meninas muy en especial, tienen un valor icónico para la cultura y el arte españoles, por lo que cualquier pintor español, antes o después, se ve un poco obligado a enfrentarse a Velázquez y lo que éste representa, para aceptar su legado, para polemizar, o aunque sólo sea para tomar postura ante él. Es por ello que todos los grandes de la pintura española han tenido sus encuentros, a veces encontronazos, con Velázquez. En esta entrada vamos a ocuparnos de esos diálogos con Las Meninas.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Las Meninas, 1656. Óleo sobre lienzo (318 x 276 cm). Museo Nacional del Prado, Madrid.
1. Pablo Picasso
Pablo Picasso trabajó muy intensamente durante el verano-otoño de 1957 en su casa de Cannes en una serie de obras que recrean, interpretan y proponen variaciones, a modo de las variaciones musicales, entorno a la obra de Las Meninas. Durante este período crea un total de 58 obras de distintos tamaños, técnicas y soportes, que hoy se exponen en el Museu Picasso de Barcelona gracias a una cesión de la colección completa por el propio autor en 1968. Una de las claves de su modo de trabajo y de sus intenciones pueden extraerse de unas frases dichas por Picasso a su amigo Jaime Sabartés " Si uno se pusiese a copiar Las Meninas totalmente de buena fe, al llegar a cierto punto y si el que las copiara fuera yo, diría: ¿Y si pusiera esta un poquito más a la derecha o a la izquierda? Yo probaría a hacerlo a mi manera, olvidándome de Velázquez. La prueba me llevaría seguro a modificar la luz o a cambiarla, con motivo de haber cambiado de lugar algún personaje. Así, poco a poco, iría pintando unas Meninas que serían detestables para el copista de oficio, pero serían mis Meninas." De este modo Picasso pinta unas Meninas a su manera, recordando a medias y a medias olvidándose de las Meninas de Velázquez, para poner a cambio todo lo que Picasso sabe y ha aprendido del cubismo, de la pintura francesa que tanto le gustaba, de su amigo Matisse... para construir unas Meninas del siglo XX pasadas por las vanguardias y por su propia avasalladora personalidad.
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Pablo Picasso. Boceto para Las Meninas, 1957. Lápiz azul sobre papel. Museu Picasso, Barcelona.
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Pablo Picasso. Las Meninas, 1957. Óleo sobre tela. Museu Picasso, Barcelona.
Pablo Picasso. Las Meninas, 1957. Óleo sobre tela. Museu Picasso, Barcelona.
Pablo Picasso. Las Meninas, 1957. Óleo sobre tela. Museu Picasso, Barcelona.
Pablo Picasso. Las Meninas, 1957. Óleo sobre tela. Museu Picasso, Barcelona.
2. El Equipo Crónica
Los pintores Manolo Valdés y Rafael Solbes forman el Equipo Crónica, que funcionará desde 1964 a 1981. Abandonando el informalismo que en ese momento era hegemónico en España, adoptan el arte pop como herramienta para crear una pintura marcadamente social. Desdeñan la visión del arte como la expresión de la subjetividad del artista y postulan que debe ser una herramienta de crítica de lo que sucede a su alrededor. El pop, el primer movimiento netamente postmoderno, que en EEUU ha estado caracterizado sobre todo por la ironía, pero se ha mostrado a veces un tanto frívolo en sus planteamientos, en manos del Equipo Crónica se convierte en un instrumento afilado, la cita de la pintura clásica va a servir a su propósito por su carácter emblemático y reconocible por toda la sociedad. En este sentido Velázquez era inevitable, por lo icónico de toda su obra en la cultura española y porque sus obras, destinadas a proyectar los valores de la clase dirigente, se avienen a la perfección con su propósito crítico de los valores de la clase dirigente del momento, o sea, del franquismo, su autoritarismo y su utopía desarrollista. Al mismo tiempo, en una sociedad regida por una dictadura, toda crítica debe ser velada, no directa, si quiere sortear la censura, por lo que la cita de Velázquez es su modo de velar y a la vez universalizar el alcance de su crítica. Así colocan a Las Meninas en entornos kitsch de clase media de los 60, una sala de estar, un chalet y su mobiliario playero, o ponen en el salón del Alcázar de las Meninas a la policía. Una imagen, sobre todo en este caso, vale más que mil palabras.
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Manolo Valdés y Rafael Solbes (Equipo Crónica). La Salita, 1970.
Manolo Valdés y Rafael Solbes (Equipo Crónica). El Recinte II. Serie: Policía y cultura, 1971.
Manolo Valdés y Rafael Solbes (Equipo Crónica). Las Meninas en el chalet, 1969. Serie: La recuperación.
Manolo Valdés y Rafael Solbes (Equipo Crónica). Sin título, 1971.
3. Ramón Gaya
Si los miembros del Equipo Crónica desdeñaban el arte como expresión de la subjetividad del artista, para Ramón Gaya en cambio el arte es una fe, un destino, un asidero para construir el sentido de la vida. Su obra tiene mucho, muchísimo de personal, de íntimo, de artesanal en el buen sentido de la palabra. Su identificación con el arte le lleva a connotar las obras de los maestros del pasado como las fotografías de familia donde uno se reconoce a sí mismo por medio de los suyos. Así Ramón Gaya desde su viajero exilio homenajea a Velázquez y lo pinta una y otra vez porque encontrarse con Velázquez es encontrarse con un viejo amigo, reencontrarse con su propia condición de artista, reivindicarla, reivindicar el poder redentor de la belleza, proponer al artista como ese ser que, como el pájaro solo en la arboleda, entona su cántico y convierte la tarde en un momento mágico.
Ramón Gaya. Homenaje a Velázquez, Las Meninas, 1996. Óleo sobre lienzo. Museo Ramón Gaya, Murcia.
Ramón Gaya. Homenaje a Velázquez. Óleo sobre lienzo.
Ramón Gaya. Pequeño homenaje a Las Meninas. Ramón Gaya. De Las Meninas, óleo sobre lienzo, 1981.
4. Salvador Dalí
Dalí en España no tiene aún todo el reconocimiento que su prolífico e inteligente arte se merece. Los norteamericanos en cambio lo idolatran y llenan cada año las salas de su teatro-museo de Figueres o su casa-museo de Cadaqués. La obra de Dalí, como su propia persona, tiene mucho de teatralidad bien administrada, quiero decir, administrada con una cabeza muy fría y unos conocimientos técnicos impresionantes, sus obras pueden o no gustar, sobre todo a aquellos a quienes esa teatralidad les distancie o no les conmueva, es un arte, creo, más hecho para el intelecto que para el corazón, pero un arte excelso. Así lo muestran sus dos interpretaciones sobre Velázquez y sus Meninas, donde la cita, la reflexión sobre el acto de la representación desvelan un posicionamiento estético muy particular.
Salvador Dalí. Las Meninas (Obra estereoscópica), 1975-76. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Salvador Dalí. Velázquez pintando a la Infanta Margarita con las luces y sombras de su propia gloria, 1958.
5. Velázquez y el mundo
Los pintores extranjeros que han venido a España o por diversos motivos han tenido contacto con la pintura española han tomado tambien posiciones respecto a Velázquez, si bien, al desarrollar su trabajo en otras coordenadas culturales no tienen que "matar al padre", al estilo freudiano, y pueden sentirse libres de asimilar en parte sus lecciones sin confrontarlo directamente. Así vemos homenajes como el de Courbet en su Taller del artista, o citas encubiertas, como en el retrato de Singer Sargent, o en el autorretrato de Arikha, o incluso reflexiones sobre el consumo del arte y su función social en la fotografía de Thomas Struth.
Gustave Courbet. L'Atelier du peintre, 1855. Musée d'Orsay, Paris.
John Singer Sargent. The Daughters of Edward Darley Boit, 1882. Museum of Fine Arts, Boston.
Avigdor Arikha. Espejo en el estudio, 1987.
Thomas Struth. Las Meninas de Velázquez, Museo del Prado. Museum Photographs, 2005
ENLACES RECOMENDADOS:
Sobre el Equipo Crónica:
http://arelarte.blogspot.com.es/2015/02/equipo-cronica-etica-y-estetica.htmlSobre Las Meninas de Velázquez y Picasso:
http://josbiarbi.blogspot.com.es/2014/03/arte-sobre-las-meninas-de-pablo-picasso.htmlSobre la obra de Ramón Gaya:
http://papelesdedoncogito.blogspot.com.es/2013/11/juan-pedro-quinonero-sobre-ramon-gaya.htmlPara ver TODO lo que se ha pintado entorno a Las Meninas, exhaustivo:
http://www.flickriver.com/photos/centralasian/sets/72157625463488910/