En el libro IV de la Eneida se nos cuentan los amores entre la reina Dido y el héroe Eneas. El troyano Eneas, tras llegar a las costas de Cartago empujado por la tempestad, recibe la hospitalidad de la reina del lugar, Dido. La madre Venus sin embargo no se fía de los pérfidos púnicos y quiere asegurar que su hijo Eneas sea bien acogido haciendo que Dido se enamore de él. Para ello urde una treta: envía a Cupido bajo la apariencia de Julo, hijo de Eneas, para que cuando la reina lo acoja en sus brazos éste le clave su flecha. Todo el libro es el relato de este amor, un amor infortunado, pues Eneas debe seguir su viaje hasta Hesperia por mandato de los dioses, abandonando a su amada.
En este proceso de enamoramiento de Dido hay un momento que marca el punto de no retorno, y por tanto el inicio de la futura tragedia. Tirios y Troyanos parten a una cacería organizada en honor del huésped por los alrededores de Cartago (el libreto de Dido y Eneas de Purcell nos dice que por estos mismos campos había marchado a la caza Acteón, quien vió lo que no debiera, y por ello, yendo a cazar, acabó siendo cazado por sus propios perros). Así también le sucederá a la reina Dido, que yendo a cazar será la que resulte al fin cazada en las redes del destino.
Las partidas de monteros y cazadores están batiendo el monte, ya divisan algunas piezas, cuando de repente el cielo se oscurece y se desata una terrible tormenta. Cada uno se refugia donde puede, lo que pasa a continuación Virgilio nos lo cuenta con un exquisito arte de la elipsis....
Ilustración del Vergilius Romanus S. V(Cod, Vat. Lat. 3867). Dido y Eneas en la cueva.
Interea magno misceri murmure caelum
incipit, insequitur commixta grandine nimbus,
et Tyrii comites passim et Troiana iuventus
Dardaniusque nepos Veneris diversa per agros
tecta metu petiere; ruunt de montibus amnes.
speluncam Dido dux et Troianus eandem
deveniunt. prima et Tellus et pronuba Iuno
dant signum; fulsere ignes et conscius aether
conubiis summoque ulularunt vertice Nymphae.
ille dies primus leti primusque malorum
causa fuit; neque enim specie famave movetur
nec iam furtivum Dido meditatur amorem:
coniugium vocat, hoc praetexit nomine culpam.
incipit, insequitur commixta grandine nimbus,
et Tyrii comites passim et Troiana iuventus
Dardaniusque nepos Veneris diversa per agros
tecta metu petiere; ruunt de montibus amnes.
speluncam Dido dux et Troianus eandem
deveniunt. prima et Tellus et pronuba Iuno
dant signum; fulsere ignes et conscius aether
conubiis summoque ulularunt vertice Nymphae.
ille dies primus leti primusque malorum
causa fuit; neque enim specie famave movetur
nec iam furtivum Dido meditatur amorem:
coniugium vocat, hoc praetexit nomine culpam.
Aeneidos IV, 160-172
Stadhuis Nijmegen, Gobelino en la Burgerzaal. Dido y Eneas en la cueva. S. XVIII
El cielo en tanto con fragor profundo
empieza a retumbar, y en pos estalla
repentino turbión de agua y granizo.
Todos, Tirios y Teucros, y el dardanio
nieto de Venus, desbandados huyen,
buscando cada cual en la campiña
refugio a su terror. De la montaña
descienden desgalgados los torrentes.
Bajo el abrigo de una misma gruta
juntos penetran Dido y el Troyano.
Dan la señal la Tierra la primera
Y la prónuba Juno. Hubo fulmíneos
brillos del Éter, de la boda cómplice,
y alaridos de Ninfas en las cumbres.
¡Primer día de muerte fue este día,
causa de todo mal! Ya no se mueve
Dido ni por su honor ni por su fama
ni piensa ya en furtivos amoríos;
habla de matrimonio, y este nombre
afirma audaz para velar su culpa.
Eneida,traducción de Aurelio Espinosa Pólit.
George Arnald. Paisaje con Dido y Eneas
Jackob Philipp Hackert. Dido y Eneas en la cueva.
Dido y Eneas en la cueva. Ilustración perteneciente al libro De omnibus Veneris Schematibus, grabado sobre dibujos de Agostino Carracci.