La muerte es el hecho radical que más nos iguala a todos los seres humanos, quienes considerados bajo este prisma somos, todos, mortales, lo que significa que, al tiempo que vivimos y por ello mismo, vamos muriendo cada día un poco y así, paso a paso, nos vamos aproximando a nuestra Muerte, esa frontera que nadie ha cruzado jamás de vuelta. "Amor odio, envidia, para ellos ya todo se acabó", dice el Eclesiastés. Recuerdo a este propósito unos versos de Lucrecio que me impactaron de modo especial; decían así: "Por tanto, puedes vivir tantos siglos como quieras; no por ello la eterna muerte dejará de aguardarte, y no durará menos el no ser para éste que hoy dejó la luz del día, que para aquél que cayó muchos meses y años atrás". ¿A que impresiona? Lucrecio es único para alegrarte el día.
Desde el inicio de los tiempos ha habido una corriente de pensamiento que ha insistido en enfatizar la radical igualdad de todos los muertos y que subraya que la misma suerte alcanza al pobre que al rico, al malvado que al santo, al joven o al anciano, una vez muertos todos son lo mismo: cadáveres que se descomponen y nada más. Cenizas a las cenizas, polvo al polvo.
Sin embargo, no es menos cierto que la muerte, además de un acontecer personal, es también un hecho que puede ser contemplado en su repercusión social, y es en este ámbito donde se convierte en un hecho significativo, es decir, la muerte, como todo lo que tiene que ver con el ser humano, está cargado de significados, y a partir de aquí ya no todas las muertes son iguales. Así, independientemente de las creencias religiosas de cada uno, y de si unos piensan que tras su muerte les espera otra vida o no, lo cierto es que las sociedades humanas siempre hemos atribuido significados diversos a las muertes de nuestros congéneres.
De este modo juzgamos honrosa la muerte del héroe Ignacio Echeverría y vil la de sus asesinos, por citar un ejemplo reciente. La sociedad, según los códigos éticos y culturales de cada momento, ha estimado que ciertas muertes son ejemplares, incluso deseables: la del héroe, el mártir, el soldado, el santo, el anciano que muere rodeado de los suyos... otras las ha considerado deplorables: la del muerto por sobredosis, el suicida, el muerto de SIDA... otras llegan a provocar un sentimiento incluso de alivio, como la muerte del ajusticiado, del tirano, del terrorista.
Lo que quiero resaltar es que la muerte significa, así un mismo acontecimiento puede tener distintos significados, y no son las mismas las connotaciones del suicidio de Catón de Útica que del de Séneca, ni el de Kurt Cobain que el suicidio de un adolescente víctima de acoso escolar. No se atribuye el mismo valor a la tortura de un mártir que a la tortura pública de un regicida, ni al ajusticiamiento en la guillotina de Luis XVI que al garrote vil de un asesino. En cada uno de estos casos la sociedad, el Estado, las personas, atribuimos significados diferentes a cada muerte.
El arte es un código de comunicación, incluso más, es un creador de significados, como tal ha tratado de expresar y transmitir estos particulares significados otorgados por el colectivo social a todas estas muertes diferentes: las honorables o las odiosas, las dignas de imitación o de lástima, o de repulsa. De este modo dentro de las artes plásticas se han ido consolidando tipologías de representación de la muerte: la muerte del sabio, del héroe, la muerte del mártir, del santo, la buena o la mala muerte... La pintura ha ido acuñando modelos para expresar de manera gráfica los significados que socialmente atribuimos a cada una de estas muertes. Desde el arte clásico, pasando por el arte religioso medieval, hasta nuestros días el arte sigue construyendo, replanteando, revisando significados, obra a obra, muerte a muerte.
Al mismo tiempo la obra de arte, gracias a su polisemia, a su valor totémico, diríase mágico, no se contenta con limitarse a representar lo socialmente admitido, sino que nos confronta a la muerte con miradas nuevas y nos sigue compeliendo a reflexionar sobre este hecho fundamental aportando perspectivas inéditas, más intuitivas, más emocionales, más íntimas; como el mito, el arte enseña mediante símbolos que crea a cada momento, porque la muerte, mi muerte, su muerte, cada muerte, necesita todavía ser explicada y aún no hemos ni comenzado el camino...
EL DICTADOR
León Golub. Franco en el ataúd.
ESCRITOR MALDITO
Marléne Dumas. Céline.
EL PADRE DE LA PATRIA
Silvestro Lega. Muerte de Mazzini
EL SIDA
AA Bronson. Felix Partz, June 5, 1994.
PREMONICIÓN DE LA PROPIA MUERTE
Alfonso Ponce de León. Accidente (Autorretrato).
LA MUERTE DEL AMIGO
Pablo Ruiz Picasso. Casagemas en su ataúd.
ABONANDO LOS CAMPOS CON SANGRE
Vasily Vereschagin. Endecha
VUELTA AL BARRO
C R W Nevinson. Senderos de gloria.
EL CONDENADO
Vicente Carducho. La conversión de San Bruno ante el cadáver de Diocres.
HAMBRE
José Aparicio Inglada. El Hambre de Madrid
LA PROTESTA
Antonio Fillol. Después de la refriega.
EL INFANTE
Escuela cuzqueña. Mariano Francisco de Cardona, muerto con diez meses.
LA MUERTE DE LOS NIÑOS
Charles Willson Peale. Raquel llorando.
LA MUERTE DEL HIJO
Anto Carte. Piedad
HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO
Daphne Todd's. Retrato de la madre de la artista
LONGEVIDAD ¿UNA BENDICIÓN?
Shaun Downey. Retrato de su madre a la edad de 89 años
LA MUERTE DEL SANTO
Vicente Carducho. Muerte del Venerable Odón de Novara.
EL MAGNICIDIO
Jacques-Louis David. Muerte de Marat.
MUERTE DE UNA REINA
Eduardo Rosales. Doña Isabel la Católica dictando su testamento.
LA MUERTE DEL ARTISTA
Henry Nelson O'Neil. Los últimos momentos de Rafael.
EL INCOMPRENDIDO
Henry Wallis. Suicidio de Chatterton
DESESPERACIÓN
Vasily Perov. Encontrada ahogada.
ORGULLO
Guillaume Guillon-Lethière. Muerte de Catón de Útica.
LA MUERTE DEL SABIO
Jacques-Louis Davis. Muerte de Sócrates.
LA SHOAH
Boris Taslitzky. El campo pequeño en Buchenwald.
SUPLICIO DEL REGICIDA
Grabado anónimo. Muerte y sufrimiento de Damiens, atentador de la sagrada persona del rey Luis XV.GUERRAS DE RELIGIÓN
François Dubois. Matanza de San Bartolomé.
SACRILEGIO: LA MUERTE DEL REY
Grabado anónimo. Ejecución de Luis XVI.
INTIMIDACIÓN: EL AJUSTICIADO
Ramón Casas. Garrote vil.
LA MUERTE DEL TORERO
José Villegas y Cordero. Muerte del maestro.
LA RESISTENCIA
Francisco de Goya y Lucientes. Fusilamientos del tres de mayo.
EL HÉROE DE LA PATRIA
Leonardo Alenza. Muerte de Daoíz en el cuartel de Artillería de Monteleón.
CORONA DE MARTIRIO
Mestre de Boí. Lapidación de Sant Esteve
ORIGEN: EL SACRIFICIO
Rembrandt van Rijn. El sacrificio de Isaac.
EL PRIMER MUERTO DE LA HISTORIA
Autor anónimo. Muerte de Abel. Panel de Marfil, Catedral de Salerno